El 19% de los catalanes son pobres

Lo cierto es que la tasa de pobreza en esta comunidad aún podría ser muy superior, si se tiene en cuenta que más de la mitad de los hogares reciben al menos un tipo de prestación social, en su mayoría por vejez y supervivencia (67,3%), desempleo (15%) y otros subsidios y ayudas (26,7%).
Según el estudio del Idescat, la privación más frecuente entre las familias pobres catalanas es la de no poder pagarse una semana de vacaciones al año fuera de casa (32,9%), seguida de los hogares que no tienen capacidad para hacer frente a gastos imprevistos, entendidos como tales aquellos superiores a los 500 euros.
Además, el 26,2 por ciento de los hogares tiene la percepción de llegar a fin de mes con dificultad y cerca del 30 por ciento con alguna dificultad, mientras que sólo cuatro de cada diez personas declaran finalizar el mes con facilidad.
Las familias que más sufren para llegar a fin de mes son, según sus características sociodemográficas, las de nacionalidad extranjera, las de divorciados o separados, las que tienen un nivel educativo bajo y las de 16 a 39 años.
No obstante, el sexo y la edad también son variables fundamentales para analizar la incidencia de la pobreza, teniendo en cuenta que el 20,8 por ciento de las mujeres y el 17,2 de los hombres viven en situación de riesgo de exclusión.
Según la composición del hogar, los colectivos más vulnerables son las personas que viven solas (33,3%), especialmente si tienen más de 65 años, y las familias monoparentales, es decir, las formadas por un adulto con uno o más hijos dependientes (41,6%).
Otras variables no menos importantes que inciden en el riesgo de pobreza son el estado civil, el nivel de formación y la nacionalidad.
En este sentido, los grupos más desfavorecidos son las personas viudas (28,5%), la población de nacionalidad extranjera (40%) y las personas con educación primaria o inferior (29,9%).
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